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Desplome del sector industrial y del sector servicios en el primer trimestre del 2013, el primero cae un 6.5% y el segundo nada menos que un 10.2%. Son los datos que proporciona el INE y que a fecha de hoy recogen diversos medios de comunicación. España es una ruina en camino de empeorar

Ahora mismo los españoles sobrevivimos gracias a tres motores el turismo, la hipertrofiada maquinaría pública (que viene a ser en lo fundamental un agregado de gastos en administración, educación, sanidad y pensiones) y en menor medida el sector agroalimentario. El turismo mantiene una fuerte actividad, proporcionando en el pasado año 2012 la inyección de 31000 millones de euros netos del exterior. Las exportaciones agrícolas supusieron otros 18000 millones de euros. En cuanto al sector público funciona desde el años 2010 gracias a que lo continua financiando Europa, seguimos siendo incapaces de pagarlo y recurrimos a endeudarnos cada año un poco más. Desde el 2008 los inversores extranjeros extranjeros han abandonado España a su suerte y solo nos está prestando el Banco Central Europeo.

También conviene conocer el papel que juega el euro en el funcionamiento de cada uno de estos tres motores económicos que todavía dan de comer a los españoles. Quitarnos del euro seria cerrar la cuenta corriente que tenemos en el único banco en el mundo que está dispuesto a seguir prestándonos dinero, al menos de momento y aunque sea condiciones muy duras. Sin el euro el sector público tendría que cerrar, para abrir al día siguiente, más o menos, con la mitad de hospitales, pensiones y funcionarios. Con la que se montaría es dudoso que se pudiera abrir nada en toda España, ni tan si quiera un quiosco de prensa .

En lo que respecta a la agricultura aunque nuestras exportaciones se beneficiarían con una moneda mas débil y devaluada pero como somos también un importador de productos agrícolas por un valor aproximado de 9000 de euros cada año es bastante dudoso que el resultado final fuera positivo, en todo caso si hubiera una ganancia resultaría mínima.

En cuanto al turismo aquí en principio seria positivo prescindir del Euro, sin embargo el incremento no seria tan significativo por lo menos a corto plazo y ello porque el 90% de nuestros clientes de sol y playa son europeos y aquí tenemos una cuota que es muy difícil de mejorar porque es un mercado que tenemos saturado desde los años 70 con peseta, euro o cualquier otra moneda. Potencialmente y con un moneda devaluada estaríamos en condiciones de capturar remesas de turistas americanos, principalmente de la costa este, pero para ello entraríamos en competencia con México y el Caribe, en el mejor de los casos ese incremento de ingresos turísticos en ese mercado sería limitado y nunca inmediato, requiere campañas publicitarias prolongadas y plantear una guerra comercial a los grandes trust turísticos anglosajones, un asunto complicado en el que lo más seguro es que se pierda la disputa.

Así que proponer que hay que salir del Euro es como querer curar la gangrena de una pierna haciendo la amputación a la altura del ombligo. El problema no es el euro, gracias al euro todavía sobrevivimos y nuestra gangrena no la ha provocado la moneda europea sino el sistema político con sus estructuras económicas y sociales que se implantó a partir de 1978 en España. Si el Euro desaparece que es lo que desean los Estado Unidos e Inglaterra, seria el desastre definitivo para España que se convertiría en la Argentina del sur de Europa, pocas naciones se verían tan perjudicadas como la nuestra.

Otro peligro es que el núcleo económico europeo que es Alemania junto con Francia y los países prósperos menores como Holanda, Austria, o Bélgica decidan  salvar a Italia y olvidarse de España, podemos darnos por perdidos y en este sentido el hecho de que concedan una prorroga de dos años para reducir el déficit del Estado abre al final de este periodo precisamente esa posibilidad.

¿Qué habría que hacer para conseguir que la economía española creciera, que surgieran empresas nuevas y nuevos sectores económicos, cómo aumentar nuestra producción industrial, cambiar la tendencia del sector de servicios y dar trabajo a millones de españoles ?. ¿Realmente esto se podría conseguir en la actual situación de recesión en Europa o debemos resignarnos con no empeorar todavía más y aceptar que nunca volveremos a ser un país prospero y que ni por asomo los españoles pueden disfrutar del bienestar que sí hay en otras naciones europeas salvo que se conviertan como ya está sucediendo en emigrantes?.

Sí que existe una política distinta para salir de la crisis que nada tiene que ver con el que esta haciendo el gobierno del PP, que es continuidad de lo que hizo el PSOE y que podríamos resumir en que para ellos “la crisis económica y el empobrecimiento son un precio asumible siempre que se salve el sistema político del 78, solo esto es prioritario” . Esa política que nunca hará el PP ni el PSOE, ni la izquierdas ni las derechas, pasa necesariamente por liquidar el sistema del 78 para salvar a la nación. De lo que hay que hacer y como hacerlo tratará otra entrada en este blog.

La luz de Gredos.

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Alguien hizo allí un salón de estilo inglés. Había muebles eduardianos, una biblioteca colonial de teca con cristales emplomados, sillones y un gran Chesterfield de un hermoso color ambarino, del techo colgaba una gran lámpara de latón esmerilado con forma de loto. Cuadros con escenas de una campiña suave, con robles y manzanos, con caballos de pura sangre y también damas esbeltas y gentlemans que divagaban al borde del flirt una tarde de verano. Sería del gusto de la reina o para honrar su sangre británica o simplemente porque estaba bien tener en el Parador un gabinete inglés, clásico y moderno, distinguido.

Tomábamos whisky on the rocks y José Antonio nos había ofrecido sus cigarrillos turcos. Le escuchábamos Sánchez Mazas y Raimundo, el capitán Lastra que hacia de enlace con el ejercito, Noblejas que era el jefe de milicias y yo. Guardábamos silencio con un nudo en la garganta, reteniendo la respiración.

– En Portugal estarán los diez mil fusiles del arsenal de la armada, pero antes habrá que trasladarlos desde el Ferrol y eso es cosa nuestra.Se necesitaran unas veinte camionetas, cinco me ha ofrecido Aizpurua, las otras las tienes que conseguir tu Raimundo. El gobierno portugués nos proporcionará un millón de cartuchos y quinientas pistolas, son revólveres ingleses de la guerra, pero servirán.

– Pepe tu te encargaras de que nuestra gente cruce la frontera y llegue a tiempo, en esto no puede haber retrasos, no vale acudir al día siguiente. Será en Agosto, España entera está de vacaciones y nuestro objetivo es tomar Salamanca, no habrá ni doscientos soldados de guarnición y en cuanto a la guardia civil, no será un problema, todo lo contrario.

Por el ventanal del salón nos miraba Gredos, con su inmensidad de roca y nieve. Nos miraba Castilla toda esa tarde de semana santa de aire frío y de cielo cárdeno. Había una luz azul y plata que estaba fuera y también dentro de la habitación. Aquella luz de Gredos. Nada fue tal como habíamos planeado, mas todo se hizo, se obró un milagro al que entregamos nuestra vida, lo mismo los caídos que los supervivientes. Pero éramos jóvenes y esto no lo sabíamos aún. Noblejas murió entre los muros del Cuartel de la Montaña y Lastra en la ofensiva que reconquistó Teruel.

He regresado en varias ocasiones al Parador de Gredos buscando encontrar de nuevo aquella luz azul y plata que nunca he vuelto contemplar. Aquella luz de Gredos pertenecía a otro tiempo y a otro mundo, el de los milagros y los héroes.

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«Los apaciguadores»  (Jorge Alvarez,  Ediciones ENR) es un libro que conviene leerse, un libro que aborda el acontecimiento fundamental que ha gestado el mundo actual, la guerra de 1939-1945 y aunque el tema concreto que trata pueda ocupar un lugar secundario dentro del conflicto, el papel de Polonia, sin embargo tiene la virtud de exponer a la intemperie los objetivos reales que perseguían los américanos y los comunistas en su guerra contra los nazis y también el resultado de la torpeza política y de la obsesión belicista de Churchill que para destruir a Alemania en aquella guerra que tanto deseó, llegó aceptar la desaparición del Imperio Británico, que era conviene no olvidarlo, en 1939 la única superpotencia cuyo poder militar podía llegar a cualquier punto del planeta.

Durante estos días la lectura del libro me ha sugerido algunas reflexiones que aunque arrancaban de los años treinta y cuarenta y de la segunda guerra mundial inevitablemente terminaban situándose en los sucesos que vivimos ahora en Europa y en España.

Una de estas ideas tiene que ver con la ceguera de los dirigentes polacos tanto de antes como después del estallido de la guerra frente a un escenario internacional que eran incapaces de entender, empeñados sólo en su obsesiones nacionales y en  un patológico y estúpido odio contra Alemania, que no era ni por asomo en 1939 su peor problema ni su peor enemigo.

La ceguera polaca de 1939 se ha extendido entre quienes ahora gobiernan Europa, Merkel, Hollande o Rajoy tanto da. A Estado Unidos ni a su socio inglés le interesaba una Europa que tenía en el mercado internacional una moneda como el euro que competía con el dólar. Si para expulsar al euro es necesario provocar una recesión mundial o simplemente prolongarla, lo harán con tal de que el euro y la economía europea no sobrevivan a ella y dejen de nuevo expedito al dólar la posición hegemónica.

Está empeñada Alemania y sus socios comunitarios en cumplir con unos criterios económicos que condenan a toda Europa y no solo a los países mediterráneos a una segunda oleada de recesión económica , tan fuerte que no podrán resistir y en todo caso para esa situación está mejor preparado USA y sus socios anglosajones de Reino Unido, Canadá y Australia. De Alemania parece haberse apoderado el espíritu del tendero, un tendero amedrentado por el gran usurero cuya capital está tanto en Nueva York como en Londres.

Los actuales dirigentes europeos de ahora como aquellos polacos de 1939, no ven los problemas reales que tienen, se equivocan de enemigos y de amigos y parecen empeñados en seguir políticas, en este caso económicas, que conducen inevitablemente a la ruina que pretenden evitar.

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Centrados frecuentemente en la autocrítica del sector neofascista español olvidamos a menudo dirigir nuestra mirada hacia fuera, hacerlo de vez en cuando es más que recomendable, por ejemplo al área de la extrema izquierda.

Parece en buena lógica que el republicanismo es la idea fuerza con más potencial con la que cuentan los militantes de la izquierda más radical. Nunca ha tenido la idea republicana unas circunstancias tan favorables, el descontento de la base social de la izquierda por la crisis económica, junto con el desprestigio del rey, cuya figura está rodeada e implicada por escándalos de corrupción que han dejado en mínimos una popularidad que cuando existió fue más obra de los medios de comunicación que de una opinión generalizada de la población, todo ello parece garantizar la posibilidad de que la República se alce como bandera de un cambio político.

Pero desde la visión de la extrema izquierda “República” significa reeditar ahora en el siglo XXI aquella segunda república de los años treinta del siglo XX, o para ser más preciso el frentepopulismo de la ultima época republicana y de los gobiernos de la guerra. Lo primero que llama la atención es este empeño en planteamientos políticos tan antiguos, de un radicalismo anacrónico difícilmente asimilable por la sociedad actual, querer revivir el tiempo de la Pasionaria y Durruti implica como precondición un alto grado de perturbación psíquica. Por eso para la inmensa mayoría le resulta incomprensible y ajeno, no entienden y prefieren no entender nada de ese republicanismo y no me refiero si quiera a la totalidad de la población sino a las bases sociales de la izquierda; para el votante de izquierdas medio el republicanismo ni le emociona, ni le interesa, ni le incumbe. Como impostura de la extrema izquierda el republicanismo ha adquirido naturaleza folclórica. Por eso es poco más que un acompañamiento de banderas en las movilizaciones en la calle: la fascinación sentimental e inculta de un folclore minoritario.

La cuestión es porqué la extrema izquierda ha renunciado hacer de la idea de una república moderna y posible el leitmotiv de un cambio político al que se sumaría una parte muy importante del electorado de izquierdas, la mayoría probablemente. La respuesta de esta cuestión revela la verdadera naturaleza de la extrema izquierda en España. Y es que no se trata de una alternativa política con un programa neocomunista o neomarxista capaz de aprovechar una situación de crisis del sistema como por ejemplo ha ocurrido en Grecia o en Francia. El sector de la extrema izquierda en España está tutelado por el separatismo desde desde finales de los 80 y ha hecho de la desaparición de España como estado nacional, el núcleo duro de su ideología y su aspiración fundamental. Queda claro entonces porque ni ellos mismos pueden tomarse en serio “La III República”, para ello deberían de creer antes en la unidad de la nación y en la unidad del pueblo español, que ellos detestan a cambio de un proyecto de división y fragmentación del Estado, que es el que han asumido a través de sus mentores del separatismo aberchale y del separatismo catalanista.

En este sentido cobra toda su significación la financiación de la plataforma anti-deshaucios de Ada Colau por CIU y el tripartito, o que la coalición de grupos de extrema izquierda Alternativa Internacionalista que se presentó con cierto éxito en la elecciones europeas del 2009 estuviera promovida y financiada por ETA. Todavía más revelador si cabe es como la extrema izquierda ha dejado morir el movimiento del 15-M, que por su características de reivindicación común en todo el territorio español era contraproducente para la estrategia del separatismo, que no admite que las mismas reivindicaciones que habían surgido en Madrid se extendieran a Barcelona o Bilbao.

También desde esta perspectiva resulta esclarecedora  la trayectoria de Izquierda Unida, que no ha dejado de ser el suburbio político en una regiones del PSOE y en otras del partido separatista de izquierdas local. Desde Julio Anguita carece incluso de un líder y de un discurso nacional. Llamazares y Cayo Lara han cumplido a la perfección su papel de figuras anodinas y prescindibles.

La extrema izquierda en España no existe como tal, es un pelele del separatismo que se lleva a pasear a las manifestaciones un bandera republicana. La III República es su anécdota folclórica. Por ese lado de la extrema izquierda, el sistema puede estar tranquilo incluso en medio de esta crisis… y los servicios de información y policiales satisfechos de su labor. Porque en todo esto hay una variable oculta que es la actuación también dentro de la extrema izquierda, como ha ocurrido en nuestro sector, de agentes infiltrados.

Que raro todo lo que sucede en España, casi es el único país de Europa en que no existe contestación al sistema, ni por la extrema izquierda ni desde una alternativa neofascista y esto cuando el sistema está sumido en una crisis política, social y económica sin precedentes y cuando desde dos regiones, Cataluña y Vascongadas se anuncia la excisión inminente . Sorprendente, pero cierto.

¿Alemania es culpable?

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La economía española no levanta cabeza, no sería acertado decir que va de mal en peor, pero sigue igual de mal, muy mal. Es eso lo que le viene a decir la Comisión Europea al Gobierno Español en el informe que estos días han difundido los medios de comunicación. Rajoy ha hecho como ese mal estudiante al que el profesor le advierte que si sigue así va a suspender. Entonces el alumno hace que pone atención en clase, hace que se esfuerza en estudiar y hace que le interesa la asignatura. El profesor observa este cambio del alumno con cierta esperanza, le dura poco en seguida comprende que el alumno, ni estudia, ni tiene interés ni comprende nada de la materia y lo que es peor ahora el profesor sabe que no sólo es un mal alumno sino que no va cambiar y pretendía engañarle.

En España está extendida la idea de que está crísis es esencialmente culpa de las imposiciones económicas de Alemania, que están ahogando nuestra economía y la de los países del Sur. También en nuestro sector esta opinión ha calado. Pero es completamente falsa.

Alemania no es culpable de que tengamos diecisiete autonomías, de que no se haya reformado un sistema de pensiones que es insostenible desde los años noventa, de nuestra sanidad pública gigantesca, de los millones de funcionarios perfectamente prescindibles, del saqueo de las cajas de Ahorro por los políticos, de la absurda burbuja inmobiliaria y de haber dejado meterse en España a ocho millones de inmigrantes y del empobrecimiento de los ciudadanos y a las empresas por unos impuestos desmesurados. No tienen la culpa ni Alemania, ni Europa ni Frau Merkel. Más aun si no fuera por el Euro y el interés obvio que Europa tiene en que España no se vaya al traste, nuestra situación sería en estos momentos aproximadamente la de Argentina, corralito incluido.

El problema es nuestro, nuestra perdición la hemos labrado nosotros solos, con este sistema político que es una ruina y una estafa, que se envuelve de mentiras que un pueblo bastante simple, muy inculto y sin ninguna dignidad ha comprado en envoltorios de palabrería, que antes de la crisis se llamaba “socialdemocracia” y “estado del bienestar” y ahora “salida social de la crisis”.

Donoso Cortés explicaba hace siglo y medio a una Europa también en crisis que las cuestiones económicas no son lo verdaderamente importante. Aquel español pesimista y de salud quebrantada que tenía por amigos al Káiser Fedérico Guillermo y también a Napoleón III , añadía que además también a diferencia de lo que creen los políticos las reformas económicas son muy difíciles de realizar con éxito y a menudo imposibles precisamente en tiempos de crisis. Hitler un siglo después era de la misma opinión y en esta valoración de lo económico reconocía la intelectual judía Hannah Arendt un aspecto indiscutible de la talla política del caudillo del Nacionalsocialismo. Hitler cuando llegó al poder no se propuso cambios económicos revolucionarios, se acogió al viejo sistema del capitalismo Guillermista con el que había funcionado Alemania. Nunca lo entendió el ala izquierda del partido. Pero el sabía que lo esencial era cambiar el sistema político, una vez realizado este, la maquinaria de la economía quedaría subordinada al nuevo Estado, entonces y sólo entonces sería el momento de abordar los cambios sociales y económicos. Es eso justamente lo que hizo Hitler.

La crísis reside en el caso de España en el sistema político de 1978, para entenderlo basta contemplar las actuaciones del hombre del sistema que es ahora Rajoy, todas ellas van encaminadas más a preservar la existencia este sistema político que a lograr una mejora de la situación económica real, de aquí que al final casi todo se ha reducido a subir todavía más los impuestos y evitar que aumente el gasto de las administraciones públicas.

Si aquel trujamán que fue Serrano Suñer dijo que “Rusia es culpable” y ciertamente tenía entonces razón,  hoy por más que resulte cómodo subirse al balcón del populismo oficial de la izquierda no es cierto que de esta crísis “Alemania es culpable”.

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En estos días finales del invierno, cuando el mes de Marzo llega el tiempo empieza a cambiar y ya se puede percibir en el aire una vibración sutil de la primavera que aguarda, hay una efeméride olvidada pero que encierra un significado profundo. El nueve de Marzo de 1806 fallecía en San Fernando después de meses de terribles padecimientos Federico Gravina, las heridas en Trafalgar y la amputación de uno de sus brazos resultaron fatales, todavía era un hombre joven tenía 49 años. Gravina, General de la Armada con su experiencia y valía probada en la guerra contra Inglaterra encarnaba la fuerza de la Armada, el valladar frente a los enemigos del Imperio Español. El nefasto reinado del Borbón Carlos con su valido Godoy y la torpeza del almirante francés Villanueva permitieron al inglés asestar en el golfo de Cádiz el postrer golpe a la Armada y con él al Imperio Español. Gravina conocedor de la superioridad inglesa pero también de las dificultades y el riesgo que había asumido Nelson tenía su propio plan que consistía en esperar a que la llegada del otoño trajera las grandes tormentas sobre el golfo de Cádiz, mientras que la flota combinada estaba a resguardo en el puerto gaditano, los ingleses sufrirían las consecuencias del temporal, ese y no otro seria el momento de enfrentarse a Nelsón. Pero Godoy y el Borbón de turno habían entregado el destino de España a Napoleón y este ordeno que sin dilación se abandonara el puerto y se buscara el combate contra los británicos. Desde  aquella jornada aciaga de Trafalgar el Imperio Español estaba muerto, todos lo que vino después en España con la Guerra de Independencia y en América con el levantamiento de los independentistas no cambio el hecho fundamental, fueron la confirmación y las consecuencias de aquello. La maldita dinastía de los Borbones había propiciado la derrota y la muerte del Imperio que durante tres siglos se había enfrentado a turcos, protestantes, ingleses y franceses y hasta a los propios Papas de Roma.

En América surgieron esa pléyade de repúblicas desquiciadas, colonias ayer de Inglaterra y hoy de Estados Unidos o de China o de la mafia nativa de turno. Nada fueron y nada son, más que “Barullo y Crimen”, tales son las palabras de uno de sus llamados libertadores, Antonio José Sucre que vivió los últimos años de su vida horrorizado ante lo que el mismo había ayudado a crear. Murió asesinado por su propios correligionarios, normal. Cuando Inglaterra se enfrentó en los dos guerras mundiales a Alemania su colonias reaccionaron como si fueran un sola nación y un solo pueblo, cuando España sufrió la rota de Trafalgar y la posterior invasión Francesa, en América les faltó tiempo para declararse independientes y apuñalar al Imperio Español cuando apenas este se podía defender de esa traición. Es como si en plena Batalla de Inglaterra Australia y Canadá se hubieran declarados independientes y hubieran establecidos relaciones con el III Reich. Todavía se extrañan ahora los argentinos pastoreados por la judía Kitschner que los ingleses de la Malvinas quieran seguir siendo ingleses… si es que no son como vosotros, ni si quiera ahora que Inglaterra ha venido a menos.

Dice Jünger que en la vida de todo hombre hay un momento de la desesperación, después todo cambia. Trafalgar fue el momento de la desesperación de España. Quizás fuimos un Imperio antes de llegar a ser una Nación, al menos en el sentido moderno y en eso esté la causa de nuestros males. Quizás fue el advenimiento de la maldita dinastía borbónica, quien sabe, lo único cierto es que desde que se derrumbó el Imperio, España ha sido una sombra de si misma, con alguna excepción como la época de Franco y poco más. Y para colmo de males el Caudillo tuvo la malhadada idea de restaurar a los Borbones.

Hay días de Marzo que el viento vuelve a ser el frio viento del invierno y se mete profundamente en el alma. Queda el heroísmo y la lealtad del general de la Armada Federico Gravina Napoli, que dio su vida por España y lo hizo más allá de cualquier esperanza.

Julio Ariza, fundador del grupo Intereconomía.

Julio Ariza, fundador del grupo Intereconomía.

El caso de intereconomía resulta bastante paradójico al menos aparentemente. Para empezar hay que reconocer que la iniciativa de Julio Ariza es singular en la historia reciente de España. Se trata del único grupo de medios de comunicación que nace con una definición clara y rotunda de ideología de derechas. Desde la transición existe una urdimbre de grupos de comunicación instalados en la izquierda o a lo sumo en un centrismo preocupado siempre por alejarse de cualquier postura que pudiera etiquetarlos como de derechas. Si el grupo Prisa ha sido el referente del dominio de la izquierda en los massmedia, el diario el Mundo representa sin duda ese centrismo periodístico que se cobija en la cantinela democrática y cuya aspiración frustrada está en una desconocida izquierda moderada que asumiera sin recatos la ideología liberal.

Si revisamos la actual situación de los medios de comunicación hay que constatar que dos grupos Planeta y Mediaset (telecinco, la sexta y alrededores) gozan de una superioridad indiscutible, a su sombra ha quedado en una posición de segundones la antaño todopoderosa Prisa y el grupo mediático de Pedro J. Ramírez. Que en este panorama las televisiones generalistas destilen permanentemente en su programación una propaganda gruesa y populista pero inequívocamente de izquierdas nos indica sin lugar a dudas que “ser de izquierdas” es lo socialmente admitido. Es simbólico también el triste devenir del que fuera el periódico por antonomasia de las derechas, el ABC, muy disminuida su influencia política y casi irreconocible ideológicamente.

Que en pleno zapaterismo Julio Ariza levantara con éxito un proyecto global con radio, televisión, diario tradicional de papel, junto con las correspondiente plataforma internet y que además lo lograra en medio de una recesión económica sin precedentes permite hablar de hazaña empresarial y sobre todo humana. Si a esto le sumamos su posicionamiento de derechas, de una derecha identificable y nítida, es evidente la excepcionalidad que representa Interconomía. Pero aún hay algo más, desde Intereconomía se ha expuesto una critica de fondo al sistema político del 78, al “establisment” inamovible que se consolidó en la transición, muy especialmente se ha cuestionado el sistema de partidos políticos y el estado de las autonomías e incluso ha manifestado la necesidad de un cambio sociológico, si se quiere moral, justo en la dirección contraría a la que ha sido la deriva de la sociedad española desde que se impuso este sistema llamado democrático. Es verdad que la posición de Intereconomía nunca ha sido de ruptura o de revolución frente al sistema sino de reforma, pero ello es lo normal en un proyecto que está ubicado en la derecha ideológica y social. Así cobra pleno significado la presencia y el papel destacado en Intereconomía de algunos “malditos” para el sistema como es el caso de José Javier Esparza o de Eduardo García Serrano y también en otro orden de Juan Manuel de Prada.

La amarga paradoja para Julio Ariza es que expulsado del poder el PSOE se hayan puesto de acuerdo el Partido Popular y la Iglesia para provocar el naufragio de Intereconomía, cuando ambos dos tuvieron aquí uno de los escasos bastiones donde defenderse de la hegemonía mediática del socialismo durante los largos años de Zapatero. Intereconomía: hay un camino a la derecha… o no; y Rajoy y la conferencia episcopal han dicho que no.

Desde esta tronera fascista le deseo sinceramente a Julio Ariza que logre salvar Intereconomía y que visto lo visto se aplique el consejo por muy de derechas que sea y le cueste de aquel genio que fue Ramiro Ledesma, “Fuera de las sacristías y lejos de los sacristanes” y también aquella otra rogativa fascista de la Falange de José Antonio “Dios mio apartame a los de la CEDA (o sea el PP) que a los rojos ya los aparto yo”.

La lección de Mishima.

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Una de las historias más antiguas conocidas es la de Gilgamesh, el héroe sumerio. Es tan antigua que en la Biblia se habla de él y cuando se escribió el Génesis ya hacia siglos y siglos que la memoria de los sumerios se había borrado del recuerdo de los hombres. Gilgamesh era fuerte, un guerrero joven y poderoso, a nada temía. Pero un día en una de sus aventuras contempló la muerte de su mejor amigo y entonces una sombra terrible se cernió sobre su espíritu que no era el dolor ante la perdida irreparable del camarada, fue el terror a la muerte, a su propia muerte. Perdió la soberbia, desapareció de él la temeraria intrepidez y hasta el deseo sexual se marchitó. De campeón invencible pasó a ser un hombre desesperado y aterrado ante la idea de la muerte. Aconsejado por sus dioses inició la búsqueda de la inmortalidad, en ese afán recuperó el dominio de si mismo y “miró la profundidad de la vida”, aunque desde luego no logró la inmortalidad.

Sin embargo aunque esta historia es hermosa y encierra una sabiduría primigenia y Gilgamesh fuera un héroe para los sumerios y los babilonios y todas aquellas gentes de aquel mundo tan arcaico y lejano no veo nada heroico en Gilgamesh. Y también pienso que Mishima no estaría muy a favor de él y no le hubiera aceptado a pesar de su poderío físico en el Tate No Kai, “la Hermandad de los Escudos”.

El camino de Mishima estaba allí donde nunca llegó Gilgamesh. Mishima poseía esa rara facultad entre los hombres que es “ver la verdad”, que es más y distinto que aquello que decía el poema sumerio con las palabras “miró la profundidad de la vida”.

Mishima quiso fraguar en su propia vida el deber y el honor sin los cuales no existe heroísmo. El hombre que por las noches escribe “las palabras una a una, sopesándolas igual que haría un farmacéutico con sus drogas sobre una balanza sumamente sensible, para después unirlas en novelas interminables», durante el día se somete a un arduo entrenamiento en el gimnasio siguiendo la disciplina de las artes marciales. Para un hombre así resultaba intolerable la sociedad de la mentira que los vencedores americanos habían impuesto en Japón. Este mundo de los hombres sin verdad es el que hoy perdura no sólo en Japón sino también en Europa.

Vivimos en un mundo artificial donde los hombres que siguen al rebaño se han acostumbrado a tratar con sombras y a sobrevivir con mentiras, por eso advertía Mishima que el Sol sería a partir de entonces considerado por la sociedad un enemigo: “Pero ya desde el fin de la guerra, empece a sospechar que venían tiempos en que tratar el Sol como enemigo, equivaldría a seguir al rebaño”.

Cuando Yukio Mishima irrumpe en un cuartel del ejercito japonés junto con un puñado de sus camaradas del Tate No Kai para recordar a los militares nipones que un hombre no puede aceptar la muerte de su patria a cambio de su vida y que cuando ese hombre viste un uniforme tal infamia es todavía más repugnante y le aleja definitivamente del camino del deber y del honor, no debía guardar muchas esperanzas de que aquellos militares se sumaran a un alzamiento contra el régimen. Tenia pues asumido que aquel acto tendría por final su propia inmolación, era lo que exigía la antigua tradición militar de Japón pero también lo que a él a si mismo se exigía, lo que dictaba el alma de aquel hombre que amaba la verdad.

Ante el llamamiento de Mishima aquello militares japoneses hicieron lo mismo que llevan haciendo los militares españoles desde hace años, muchos años, mientras los políticos tiran a España por la alcantarilla de la historia: nada. Ser militar hoy en España es ser una sombra que viste la sombra de un uniforme.

Mishima en aquel cuartel fue un héroe, como lo fue general Moscardó mientras escuchaba en el Alcazar a través del teléfono, la voz quebrada de su hijo Luis. Mishima fue un héroe como lo fue José Antonio encerrado y solo, absolutamente solo, entre los muros de la cárcel de Alicante. Respecto a nosotros en estos tiempos, si no somos héroes al menos no formemos parte del rebaño de los hombres sin verdad, sin honor y sin deber.

El invierno de España.

11M

El invierno ha empezado hoy, es el solsticio astronómico que llega todos los años para que sepamos que han terminado los días del otoño y que la Navidad llama a la puerta de nuestra vida. Pero a mi me parece que España está sumida en un invierno que no se acaba, que es frio, oscuro y triste. Un invierno que seguramente empezó aquel 11 de Marzo de 2004, el de los terribles atentados de Madrid y que desde aquella fecha sangrienta España anda de mal en peor. Es verdad que nuestra desgracia se gestó mucho antes, en los lejanos años setenta con la llegada democracia y sus partidos, el rey Borbón y la maldita constitución. Y sí, es cierto que los frutos del mal tardan también en madurar y que sus raíces pueden ser profundas, pero también es cierto que hay fechas que marcan decididamente un antes y un después. Este invierno español comenzó aquel mes de marzo.

Como Dios va a nacer será muy bueno y de verdad que por lo menos a mi no se se me ocurre nada mucho mejor que recemos por España y por nosotros, los fascistas que es como decir los hombres de buena voluntad, para que llegue de nuevo la Primavera a España. Pues eso, Amén y Laus Deo.

Escupir al Cielo.

El veinte de Noviembre del 2002 el Congreso aprobaba una resolución por unanimidad en la que se condenaba el Alzamiento de 1936 y el régimen de Franco y se reconocía a las victimas del franquismo y a todos aquellos que durante la guerra y después se opusieron a la dictadura. El PP tenía mayoría absoluta y José María Aznar presidía su segunda legislatura. Se trataba ni más ni menos y de eso presumía Aznar y sus asesores de sumarse a la condena al franquismo de los vencedores de la segunda Guerra Mundial en la reunión de Postdam de Julio de 1945. El tema debía ser de una gran importancia para el gobierno del PP porque Aznar ya había decidido que iba a participar en la invasión de Iraq como aliado de Estados Unidos y lo quería hacer empezando por rehabilitarse del pasado fascista de la nación o al menos liberando a la derecha democrática de esa injusta asociación con Franco: a mi también me parece totalmente injusta.

Casi a la misma hora que en las Cortes los diputados de la derecha votaban aquella resolución tan infame como ridícula contra Franco y la España nacional, un petrolero ni demasiado grande ni demasiado pequeño pero cargado con setenta siete mil toneladas de fueloil se partía por la mitad a unas ciento treinta millas al norte del Cabo Finisterre, tenía por nombre “Prestige”.

Diez años después, a finales de octubre del 2012, Ana Botella esposa de Aznar y alcaldesa de Madrid con mayoría absoluta de concejales en el consistorio vota a favor de rendir homenaje a Santiago Carrillo dedicándole una calle a quien había sido el máximo responsable del sistema de Checas en Madrid y de la masacre de miles de madrileños indefensos en el genocidio de Paracuellos. A los pocos días de esta decisión de la alcaldesa se desatará la tragedia de Madrid-Arena, que costará la vida a cuatro muchachas de 17 y 18 años literalmente aplastadas por una avalancha humana, o quizás mas bien inhumana, en una macrofiesta. La responsabilidad del gobierno de Botella no sólo está en que ha autorizado la macrofiesta y ha facilitado el alquiler de Madrid-Arena para que se pudiera celebrar, sino que además resultan evidentes la relaciones de corrupción política entre varios concejales de Ana Botella y el propietario de la empresa organizadora.

Hay pocos gestos tan necios y contraproducentes como escupir al cielo, no obstante el canalla que lo hace se consideran tan importante y tan poderoso que confía que su salivazo traspasará las nubes. Pero, no… no es eso lo que sucede. Estos dos, Aznar y esposa, han escupido al cielo y los dos han logrado ahogarse en su propio escupitajo político. Aunque admito que me parece escaso el castigo.