Felipe es nombre borgoñón, de los grandes duques de Borgoña. Entró este nombre propio en la historia de España con aquel Felipe a quien tanto amaba la Reina Juana. Fue Rey de Castilla durante unos meses tan solo, le nombraron las cortes en Valladolid y se lo llevó la muerte en Burgos, dicen porque bebió un vaso de agua fría después de jugar a pelota. Es lo que cuenta la historia, lo que ha quedado escrito por los historiadores siempre atentos a no causar ofensa ni incomodo a quien gobierna.
Sea como fuere Felipe ha venido a ser con el tiempo nombre muy español y además muy de Madrid. El Felipe de hogaño más famoso es este Felipe Borbón y Grecia, presunto próximo rey de España. Pero ni su padre parece dispuesto a cederle la corona y tal y como van encaminadas las cosas no le quedará ni nación sobre la que reinar.
No es que España pueda perder Cataluña y Vacongadas, es que España ulcerada toda de autonomías y separatismos está punto de desintegrarse. España dejó de existir por lo menos desde hace dos generaciones en esas dos regiones. Primero en los años ochenta desapareció el estado español, o mejor dicho lo hicieron desaparecer para que allí mandaran sólo los separatistas. Después años y años de educación, de poder omnímodo del separatismo catalanista y vasquista, de monopolio de televisiones y medios de comunicación regionales y hasta nacionales como el grupo PRISA siempre favorables a las tesis nacionalistas de esas regiones y siempre enemigos de todo lo español han logrado que la nación española haya desaparecido de Cataluña y de las tres provincias vascas.
Y el cáncer del separatismo, el odio a España junto al culto a la nueva nacioncita regional se ha extendido por toda España. Galicia está preparada para entrar en la senda del independentismo. Navarra está deseando de dejarse anexionar por Euzkadi. Baleares y aun Valencia pueden ser colonizadas sin mucha resistencia por Catalunya. Y un partido separatista y antiespañol gobierna en las islas Canarias. Hay un separatismo ya asentado y que goza de simpatía sobre todo entre la gente joven en Castilla, Asturias y en Andalucía.
En todo esto ha estado el PSOE y la izquierda , pero también le PP y la derecha española. Si hubo un partido catalán y español, aquel PP de Alejo Vidal Cuadras se lo cargó Aznar, para llevarse bien con los separatistas catalanes. Si había hasta ayer mismo un partido vasco y español, el PP de Gregorio Ordoñez y Maria San Gil, un partido con el que no pudo la ETA y sin embargo ha podido Rajoy que lo ha liquidado y él sabrá porqué.
Para que nacieran Catalunya y Euzkadi, el Rey y la clase política han consentido que se asesinara a la nación española. Y hasta han colaborado. Hay que recordar aquella frase del rey pidiendo al gobierno de Aznar con mayoría absoluta que se plegara a negociar sin embargo con los separatistas catalanes y vascos: “Hablando se entiende la gente”.
No han sido sólo las balas y las bombas de ETA, ni el apoyo de esa repugnante oligarquía de empresarios catalanes. Ha sido sobre todo este sistema político, el de la “democracia y la constitución”. ¿ Qué democracia y qué constitución es esta que conducen a la destrucción de la nación?. Hoy los nombres de la monarquía, la democracia y la constitución significan la traición y la muerte de España. Han llegado los dias en que la monarquía, la democracia y la constitución nos traen la independencia de Euzkadi y Catalunya y la perdición de España.
La traición catalana de 1640.
Más que un guerra europea fue la primera guerra mundial, se combatía en el Mediterráneo y en el Atlántico. Había que aprestar galeones en el mar de la China y guarnecer fuertes en las costas de Africa. Levantar compañias de arcabuces y artillar los puertos de las Américas. Y se combatía en toda Europa, desde Sicilia hasta Escandinavia. Con España estaba Italia y los restos exhaustos del Imperio europeo de la casa de Austria, enfrente Holanda, los estados protestantes alemanes, la poderosa Suecia de Gustavo Adolfo, la Francia de Richeliu, la Inglaterra de Cromwell y también el turco.
En el verano de 1634 en Norlinga, que los tudescos dicen Nördinglen, los tercios españoles contra todo pronostico aniquilaron al hasta entonces invencible ejercito sueco. Richeliu que había aprovisionado de dinero y armas a la alianza protestante viendo que España ganaba la guerra hizo entrar a Francía en el conflicto. En 1638 se combate en Fuenterrabía y los españoles derrotan en toda linea al ejercito de los gabachos. Es necesario guarnecer Cataluña pues fracasado al invasión por los pirineos vasco-navarro sin duda el siguiente paso del francés se dirigirá allí. Hay que levantar tercios y armar galeras y galeones. Las arcas de Castilla están agotadas y cuando el Rey pide dinero, Vizcaya y Navarra aunque a regañadientes lo dan escarmentadas por la invasión francesa, Aragón dice primero que no y luego que ya se verá. Llegada la primavera de 1640 en Cataluña la Generalidad se declara en guerra abierta contra el Rey, contra España. Es la conocida por guerra de los segadores. En realidad les faltó tiempo para entregarse al francés, reconocerse súbditos de Luis XIII y dejarse ocupar por el ejercito extranjero. Los franceses llegan hasta Tarragona que sitiada resiste hasta que llegan los Tercios y los derrotan una vez más.
En el otoño de 1640 será Portugal quien se rebela contra España aprovechando la guerra en Cataluña, cuentan los nobles portugueses que dirigen la conspiración con la ayuda por mar que les llega de Inglaterra y Holanda a cuyas armadas han abierto los puertos. No concluyen las traiciones, sino que se propagan de región en región. En el verano de 1641 confabulado con los traidores portugueses el Duque de Medina Sidonia, Gaspar Alonso Pérez de Guzmán, grande de España hombre de confianza de Felipe IV y una de las mas grandes fortunas del Reino prepara la independencia de Andalucía y ya ha pactado también en secreto su alianza con los franceses y los holandeses. Esta vez sin embargo la conspiración es descubierta a tiempo advertido quedaba el Conde-Duque tras los nefastos precedentes de Cataluña y Portugal.
Doce años de guerra, de victorias y derrotas costará recuperar Cataluña. Aquel frente debilitó más que ningún otro la estrategia española en la guerra de los treinta años. En 1652 se rinde la guarnición francesa, seis mil hombres de armas, en Barcelona. El esfuerzo en Cataluña impidió la victoria en Portugal. Y nos debilitó en Europa: había que mantener ejércitos en cuatro frentes, Alemania, Flandes, Portugal y Cataluña. Sin la traición catalana quizás el resultado en Rocroi (1643) hubiera sido otro.
No hubo represalias con Cataluña, el Rey ordenó que no se la tratara como tierra conquistada. Aunque el partido castellano exigió que se le quitaran los fueros, se condenara a los nobles que auspiciaron la traición, se suprimiera la Generalidad y se sometiera a Barcelona al pago de impuestos extraordinarios, a todo se negó Felipe IV, débil justicia la justicia del Rey de España.
Que importante es recordar el trabajo de Don Gaspar. Por eso es mi nombre favorito para niño… mejor que Felipe.