Cuando las elecciones municipales de mayo de este año hicieron a ETA-Batasuna la primera fuerza política de Euskadi algunos de los más destacados protagonistas de la lucha contra ETA no pudieron por menos que manifestar su desolación y su desesperanza. Francisco José Alcaraz se pronunció con una frase de tres palabra que lo resume todo: “ETA ha ganado”. María San Gil no fue menos elocuente y juzgo el triunfo electoral de ETA como “irreversible”. La valerosa alcaldesa de Lizarza Regina Otaola hacía pública su decisión de abandonar con su familia el país vasco y hoy es una ciudadana más de Madrid. Durante más de veinte años el llamado constitucionalismo español ha hecho frente a ETA, el sacrificio primero de Gregorio Ordoñez y después de Miguel Angel fraguaron a una generación de políticos vascos que defendían a España frente a ETA, que pegaban con sus vidas la defensa de nuestra nación y mantenían la fe de la derrota final de la banda terrorista vasca.
Políticos mayoritariamente de PP, pero también algunos del PSOE como Nicolás Redondo, Fernando Múgica o Rosa Díez y organizaciones como Gesto por la Paz y el Foro de Ermua fueron consolidando una respuesta eficaz al mundo etarra y también al PNV cómplice y coadjutor del aberchalismo. Luego vendría la AVT de Alcaraz que durante el primer gobierno de Zapatero sacó a la calle a millones de españoles en las manifestaciones más multitudinarias que ha conocido recientemente España. Fue precisamente la llegado al poder de Zapatero lo que cambiara el balance de fuerzas en el conflicto entre ETA y España. El partido socialista de Rodríguez Zapatero decide asumir plenamente el programa antiespañol del separatismo vasco y catalán, en parte por cálculo electoral pero también por la convicción histórica de su ideología antiespañola. En esta negociación de los socialistas con ETA queda al fondo el telón ensangrentado del atentado del 11-M, ocultando quien sabe un golpe de estado.
En las últimas elecciones se presentaron cuatro candidaturas independentistas, la del PNV, la de ETA bajo las siglas BILDU y la de ARALAR, y la de ESQUER BATUA, en su conjunto captaron el 64% del voto. Y tan sólo una candidatura declaradamente española, la del PP vasco apenas rozó el 14% de los votos. En cuanto a la candidatura del PSOE obtuvo un 16% del escrutinio aproximadamente. Pero pensar que el voto del PSOE en Euskadi tiene que ver con una idea nacional de España es un error, la dirección del partido en Euskadi hace más de diez años que está en manos del sector proaberchale favorable a un acuerdo negociado con ETA, aquí destaca la figura siniestra de Jesús María Eguiguren, presidente regional inamovible de los socialistas vascos y persona de confianza de ETA para negociar con el gobierno central.
En cuanto a la base electoral socialista tampoco cabe hacerse ilusiones, España como tal no les importa absolutamente nada como tampoco les importó durante años y años el asesinato de militares, guardias civiles o policías. Sólo se han sentido aludidos por el terrorismo de la ETA cuando la víctima ha sido algún concejal o político socialista y aún así esa reacción se ha inclinado más en culpabilizar a la derecha del PP que a enfrentarse a la ETA y al mundo proetarra. Recuérdese como ejemplo que cuando los terroristas asesinaron al militante socialista de Mondragón Isaías Carrasco se negaron a que Mariano Rajoy y María San Gil pudieran asistir al funeral, ni si quiera les permitieron ofrecer el pésame a la familia, que por lo demás estaba de acuerdo con aquella actitud de los dirigentes socialistas.
Tras ocho años de Zapaterismo y treinta de “autogobierno” más del ochenta por ciento de la población de Euskadi es proetarra, separatista o como mínimo refractaría a una idea de España. Menos del veinte por ciento se identifican como españoles. Vascongadas, las provincias vascas, fueron sustituidas por Euzkadi durante la transición para satisfacer los intereses del nacionalismo vasco. Han transcurrido dos generaciones desde entonces, desde que fue aprobado en 1979 el estatuto de autonomía Guernica. Quienes han defendido la españolidad de aquella tierra y lo han hecho desde la idea del constitucionalismo hoy se saben derrotados, esta certidumbre se puede leer en el rostro de Mayor Oreja, de María San Gil, de Alcaraz, de Ortega Lara y hasta parece que la mirada indefensa del retrato de Miguel Angel Blanco presagiaba este desenlace. ¿ Qué queda allí de España? . Medio millón de compatriotas que malviven amenazados y contemplan todos los días con sus propios ojos como su tierra se ha transformado en el territorio de ese Euskadi que les desprecia y les odia por seguir siendo a pesar de todo españoles.
Una vez más en vísperas de unas elecciones que tiene perdidas el PSOE, ETA entra en escena: han organizado con impunidad “la conferencia de paz” en San Sebastián, allí estarán representantes de toda la caterva de los partiditos del odio a España desde CIU hasta Coalición Canaria y por supuesto el PSOE. De hecho ese acto para celebrar del triunfo “militar” de ETA sería impensable si Zapatero no estuviera implicado en él, tan implicado como la propia ETA.
Euskadi no es España, es una pequeña nación de criminales y de cómplices. Contemplaremos en los próximos días como los terroristas asesinos de españoles y sus amigos socialistas se exhiben en los medios de comunicación. Ciertamente la frase de Alcaraz a fecha de hoy no puede ser más verdadera, ETA ha ganado y ya tiene su pequeña nación criminal.
Magnífico y clarividente, como siempre, tu análisis de la situación en Vascongadas. No comparto, o mejor, no quiero compartir tu pesimismo sobre el auge del separatismo. No creo, no quiero creer, que sea irreversible. Creo que España ha demostrado históricamente que es capaz de superar situaciones límite como ésta a la que la han conducido los separatistas y sus cómplices. Sólo hacen falta un puñado de españoles que empiecen, que empecemos, a devolver los golpes que hasta ahora sólo han venido de un lado.