El año de 1933 fué el año del triunfo del nacionalsocialismo. En marzo el NSDAP ha obtenido una amplia mayoría refrendada por casi veinte millones de votantes. En apenas unos meses el canciller Adolf Hitler promulgará nuevas leyes y prohíbe tal como había prometido los partidos políticos: Alemania se ha convertido en el el segundo Estado Fascista de Europa después de Italia.
Habían transcurrido casi quince años desde la fundación del Deutsche Arbertei Partei en 1919 hasta lograr la conquista del Estado. Muchos más rápido había sido el ascenso al poder de los fascistas italianos. Fue también en 1919 cuando Mussolini funda en Milán el “Fasci Italiani di combattimento”. Pero los camisas negras se revelan como una fuerza irresistible, no sólo para el marxismo sino para la caduca derecha italiana. En 1920 y 1921 frenan en las calles el ascenso del marxista partido socialista italiano. En 1922 la izquierda se lanza a una huelga general revolucionaria: será aplastado por los fascistas sin contemplaciones. Tras ella vendrá la marcha sobre Roma y la formación del primer gobierno fascista. Apenás han transcurrido tres años, sin embargo el cambio de régimen requerirá todavía algunos años más. Hasta 1926 en que se prohíben los partidos políticos y sindicatos no se dan pasos definitivos para la construcción un Estado nacional y fascista y con todo el fascismo italiano se plegará ante la monarquía que continuará ostentando la jefatura del estado.
Los años veinte fueron los del crecimiento y ascensión del fascismo en Italia y en Alemania, su enfrentamiento con la izquierda revolucionaria de los partidos socialistas y comunistas, su triunfo sobre la revolución marxista les permitió en la década de los años treinta la conquista del poder.
Para la Falange la situación de partida es muy distinta. En España que no ha participado en la primera guerra mundial, no hay masas de excombatientes La guerra de Africa es una guerra colonial no nacional y que en ningún momento gestará una masa social que combine como en Alemania e Italia un desprecio hacia la política democrataburguesa con un profundo afán de resurgimiento nacional. Falta pues en España el material y la argamasa con la que se ha construido el fascismo en Italia y en Alemanía, no hay excombatientes ni hay patriotas con ideas modernas. En los años veinte mientras en las calles los arditi y los SA fraguan el fascismo en su lucha antimarxista y antiburguesa en España lo que hay es la dictadura militar de Miguel Primo de Rivera, el padre de José Antonio.
La Falange que nacía en aquel día del otoño madrileño, partía con casi tres lustros de retraso respecto de los movimientos nacionales de Italia y Alemania y lo hacia en una condiciones muy adversas. La Unión Soviética que ya sabía que en el fascismo tenía su peor enemigo y que estaba derrotando al comunismo en Europa puso en marcha en Francia y en España la estrategia del Frente Popular, alianza de toda la izquierda, desde los partidos burgueses y liberales hasta los partidos socialistas y anarquistas pastoreados por el partido comunista y con un único objetivo: frenar en seco el ascenso del fascismo. Pero ademas la Falange se encontraría limitada también por el activismo de una derecha burguesa que tras la caída de la monarquía se ha renovada y cuenta con el determinante respaldo de la Iglesia.
España tras casi tres años de República se precipitaba inequívocamente hacia algún tipo de régimen marxista, en el que lo único relevante que restaba por dilucidar era el peso y el papel que los socialistas, los anarquistas y el emergente partido comunista iban a repartirse. Además la unidad de la nación estaba ya carcomida en Cataluña y en Vascongadas por el cáncer del separatismo. La derecha no había sabido reaccionar y aunque habían ganado la elecciones de noviembre de 1933 por mayoria absoluta, habían renunciado a formar gobierno entregando el poder a la izquierda moderada liderada por el viejo republicano barcelones Alejandro Lerroux. Atemorizados, dubitativos, sin entereza ni decisión habían hecho el mismo papel ante la revolución roja que toda la vieja derecha en Europa: rendirse a cambio de sobrevivir, o eso creían. Gil Robles fue Kerensky y la CEDA un inmensa engañifa política para los millones de españoles que en este partido pusieron sus esperanzas durante aquéllos años.
En esa España alzó la bandera José Antonio, es difícil concebir una empresa que debiera afrontar tantas carencias y tantas dificultades a la vez.
Hoy Europa por desgracia vive una realidad muy distinta de aquélla de los años treinta, pero peor es lo que le sucede a España donde hemos retornado casi punto por punto a la situación en que estaba en aquellos lejanos días de la segunda república.
José Antonio dijo “El fascismo no es una táctica – la violencia -. Es una idea – la Unidad”. Cierto, no es un ninguna táctica, ni tampoco ningún programa político o ideológico, ni ninguna estrategia por inteligente que parezca. Y hay que empezar por lo más básico, lo que más necesita ahora nuestro sector político y lo que más necesita España: la UNIDAD.
Deja una respuesta