¿ Quien fue el tercer hombre en el acto del teatro de La Comedia ?. Entre Julio Ruiz de Alda y José Antonio hay un hombre joven, distinguido, delgado, elegante, que transmite una impresión de fragilidad e inteligencia mientras dirige su mirada hacia el suelo.
A finales de los años veinte del siglo xx era Alfonso Garcia-Valdecasas y García-Valdecasas (Granada 1904) un joven intelectual que pertenecía al círculo elitista de discípulos de Ortega y Gasset. Había obtenido la cátedra de Derecho Civil en la Universidad de Granada y en 1929 dimitió para hacer patente su oposición a la dictadura de Primo de Rivera, el padre de José Antonio. Con la llegada de la República fue diputado por el partido que fundó Ortega y Gasset, la “Agrupación al Servicio de la República”, conocida también por sus siglas ASR. Participó en la elaboración de la constitución republicana de 1931 como ponente en representación de su partido. En octubre 1932 Ortega asustado por el ambiente político y social de aquella República que el mismo había ayudado a nacer disuelve la ASR. Pero sus jóvenes discípulos no querían retirarse como su maestro a la vida meramente docente e intelectual y crearon un nuevo partido el llamado Frente Español del que el propio García-Valdacasas junto con la filosofa María Zambrano fueron impulsores y dirigentes.
El Frente Español tuvo una vida aun más efímera que la ASR y en 1933 ya estaba disuelto y desde marzo de ese año empieza a colaborar con José Antonio que se planteaba la oportunidad de crear en España un partido nacionalista y moderno, es decir fascista. En el acto político fundacional de Falange Española del 29 de Octubre de 1933 en Madrid será uno de los conferenciantes junto a Julio Ruíz de Alda y José Antonio; en su discurso aclaraba García-Valdecasas:
“Se ha dicho que esto es un acto fascista, y yo digo que, en siendo españolísimo, que lo llamen como quieran. Que con los fascistas, que es una experiencia extranjera, podremos tener todas las afinidades y todas las coincidencias que en el futuro resulten; pero que nosotros, españoles, no queremos vivir de fórmulas extranjeras.”
Se presenta a las elecciones de noviembre de 1933 por el bloque de las derechas como candidato en Granada, pero a diferencia de José Antonio que si logrará el acta por Cádiz, García-Valdecasas unos días antes es sustituido en la candidatura por Ramón Ruíz Alonso. Tras esta decepción desaparece de la vida política. En apenas unos meses había pasado de intelectual y político republicano a fundador de un partido fascista y candidato a diputado en Cortés por el bloque de derechas. José Antonio no obstante su apartamiento le hizó entrega en 1934 del carnet número 10 de Falange Española de las JONS, decisión que contaba con el beneplácito de Ramiro Ledesma que también estimaba en mucho a García-Valdecasas .
Con la guerra civil García-Valdecasas se incorpora a la causa nacional y ejercerá como intelectual falangista, le avalaba su status de cofundador de Falange. Después ocupará un puesto de máxima relevancia en el régimen de Franco, sin duda digno de su talento indiscutible, será el primer presidente del Instituto de Estudio Políticos, órgano este dependiente de la Secretaría General de FET de las JONS y que fue creado para constituir la vanguardia ideológica de la política falangista dentro del régimen de Franco. Sus escarceos con los sectores monárquicos y antifranquistas en 1944 le supondría el segundo y definitivo apartamiento de la política.
Fue amigo de García Lorca y fue mediante él que José Antonio conoció al poeta. Estos versos se los dedicó su amigo y paisano:
«Alfonso pasea
por campos de trigo
lleno de granados
y de pajaritos.
Un campo de un dulce
cuadro primitivo
donde fuerte y casto,
profundo y sencillo,
pasea su pena
de doncel antiguo».
La vida que es en ocasiones un vericueto de casualidades hizo que aquel hombre que arrebató el acta de diputado a García-Valdecasas y que se llamaba Ramón Ruíz Alonso le arrebató años después también a su amigo Federico García Lorca la vida. Hay quien lo verá con el dramatismo descarnado del argumento de un cuento de Borgés, en todo caso está claro que la bondad y la valía humana no parecen tener una acogida demasiado favorable en las listas electorales de los partidos políticos, ni ayer ni hoy.
Muy buen recordatorio de un personaje que estaba muy olvidado para muchos, entre ellos yo.
Magnifico articulo reivindicando la figura de uno de esos Tribunos disidentes que no son tan conocidos para la bases.Un saludo a nuestro estilo